Una cosa que tenia clara de la habitación de Leo era que no quería la típica habitación de bebé que no se usa. Familia y amigas prepararon con mucho esmero y gusto las habitaciones para sus retoños y fuese el motivo que fuese no la usaron, al menos de recién nacido. Yo tenia claro que quería una habitación con camita, nada de cuna pues mi intención era hacer colecho. Así fue, hice colecho por varios motivos; el primer y principal por mi tranquilidad, ya que, recuerdo escuchar el mínimo ruidito que a mi parecer me resultaba extraño y ya tenía los ojos abiertos como una lechuza… (lo que es el instinto, yo que alardeaba de dormir y no despertarme ni con un trueno) tenia pánico también de que se ahogase con la regurgitación de la leche, ni que la naturaleza no hubiese contemplado esa posibilidad dotándole de estrategias para que no eso sea algo habitual, jaja.
Segundo motivo quería darle lactancia materna exclusiva a demanda y tenia claro que no me iba a estar levantando cada media hora.
Y la tercera causa es la sensación taaaan bonita de dormir los 3 juntitos en la cama, además nacía en noviembre así que bien juntitos y acurrucaditos, mejor…jaja
Así que lo tenía bastante claro, jaja. Al papá de la criatura todo lo que yo decida de entrada, le parece bien, de este modo me puse manos a la obra para recoger información necesaria de que era una habitación Montessori.
Como pasa con todo hay distintas opiniones, distintos ejemplos y corrientes. En algunos artículos no se aconseja que esté la zona de juegos en la misma estancia en la cual van a dormir…pero claro, cada uno ha de adaptarse a su casa, número de habitaciones, espacio etc.
Así que de entrada yo tenia claro que quería:
– cama pequeña y muy bajita.
– cajonera a una medida cómoda adaptable para un niño de 1 a 4 años aprox.
– estantería para libros a la misma altura que la anterior.
– alfombra
– espejo
– cuadros a su altura
– colores neutros
Así que esta lista se la pasé a nuestro familiar y profesional del interiorismo. El resultado fue mejor incluso de lo que nunca pude imaginar… preciosa, con una calma, una paz. Las láminas de Kandinsky te invitan a soñar cuando las contemplas, es un espacio cómodo y acogedor, tanto para jugar como para descansar.
Tenía todo lo de mi lista pero incluso la mejoró, por ejemplo, con colchonetas de distintos tamaños y estampados, muy finos y agradables a la vista y al tacto. Aquí debo decir y agradecer a la mamá de mi marido que como buena artista, cosió cada una de las colchonetas que le encargó nuestro familiar interiorista para ponerlas de manera super original en el suelo de la habitación.
No os podeis imaginar el juego que dieron las colchonetas, y todo el uso que le hemos dado.
Para nuestra habitación compre la cuna de colecho de 1’60×80 de «Look at me» blanca, preciosa, de madera, muy fina y a juego ideal con los muebles blancos de nuestro cuarto. Pero debo decir que no la usó ni una noche ¿que digo? Ni una hora. Estaba pegada con unas cintas a nuestro colchón, pero no me pregunteis cómo era que Leo podia distinguir cuando estaba en la cuna o a la cama y eso que yo llegué a meterme dentro literalmente y nada, no quería estar allí. Así que básicamente era un perchero para muselinas, pijamas sucios de esos de mitad de la noche, ropa mía manchada de leche…vamos un acierto jajajaja (léase como una ironía)
Así que «dormir», el tiempo que lo hacíamos, era en nuestra habitación jaja
Su habitación la usábamos muchísimo, en un principio para las actividades y juegos de estimulación y en la actualidad para todo tipo de actividades. Ahora sí que ya duerme en ella, desde que dejamos la lactancia materna y poco a poco empezó a dormir allí. Y le encanta, nos encanta. En la actualidad ha cambiado un poco hemos añadido más juegos como la caja de luz y un sinfín de libros, que ya nos caben en las estanterías. Dedicaremos más artículos al respecto.