Muchas veces asociar cultura y bebés nos parece algo imposible de juntar. Primero hay que ver que entedemos por cultura, según la RAE:
«Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, enuna época, grupo social, etc.»
Para mi esa definición engloba los viajes, asistir a actos artísticos como pueden ser conciertos, obras de teatro, visitar exposiciones… y un largo etc. La cultura para mi es enriquecer la mente y el corazón de experiencias bonitas, de arte, de disfrutar, conocer realidades distintas a las tuyas que en ocasiones te pueden llevar a apreciar más todo aquello que tienes o por el contrario luchar por lo que deseas.
Leo tuvo mucha suerte, sus tíos paternos y su papá son músicos, los tíos se dedican profesionalmente a ello y hemos tenido la suerte de asistir a sus conciertos en muchísimas ocasiones. Era asombroso ver a Leo desde muy bebé permanecer tan atento a dichas actuaciones. De sobra sabemos que tanto para lo bueno como para lo malo somos su mayor ejemplo, hay que aprovecharlo bien. Claro está que el arte se escoge no se debe obligar a disfrutarlo, pero que no quede al menos intentar que se tenga el respeto que se merecen la literatura, la danza, la música, la pintura, la arquitectura, la escultura, el teatro, el cine…
Por otro lado a Leo le ha tocado unos papis (sobretodo una mamá) que le encanta TODO, me apasiona viajar y sobretodo planificar el viaje ya que, empiezo el viaje nada más entro en buscador de Google para reservar la estancia jaja, me encanta salir a comer a restaurantes y probar todo tipo de comida, me encantan los espectáculos obras de teatro, monólogos, shows circenses…como os decía TO-DO!
Pues bien, Leo empezó su aventura ya desde la tripa pues estando embarazada ya probé el menú de Dabiz Muñoz (DiverXO) jajajaja…vale esto a Leo no le influyó demasiado o directamente nada, pero quedará como anécdota siempre, porque le encanta comer y además sabe elegir bien (le encanta el marisco) jaja y hablando de marisco y retomando el hilo del artículo Leo desde los 7/8 meses que probó la comida japonesa que se come los bowls de arroz de nuestro restaurante preferido…vamos! Que ni el mismísimo Shin Shan jaja
Con Leo empezamos la alimentación complementaria con el BLW (dedicaremos un post especial a ello).
Respecto a los viajes, con sólo dos añitos Leo lleva a sus espaldas dos viajes en avión, su primer verano nos fuimos a Lisboa y su segundo verano a Cantabria.
Una anécdota para contar y es que siempre con el «miedo» de que los bebés puedan «molestar» a los adultos, se me ocurrió una cosita para viajar más tranquila yo a Lisboa.
Los días previos al viaje rellené unos saquitos de yute que hizo para una boda la mamá artista de una amiga y que habían sobrado del enlace. Así que me parecieron ideales para mi cometido jaja.
Compré caramelos y bombones y los puse en los saquitos.
Además añadí una etiqueta con el siguiente mensaje: «Hola, me llamo Leo y es mi primer viaje en avión, disculpa si estoy nervioso, feliz vuelo».
Soy consciente de que no era necesario, los niños tienen el mismo derecho a volar que los adultos y en muchas ocasiones el comportamiento de los adultos deja mucho que desear. Pero yo me quedaba más tranquila si hacía este pequeño detalle. Mi marido se moría de la verguenza sólo de pensarlo y segundos antes me suplicaba que por favor no lo repartiese. Quién me conoce sabe que yo no tengo verguenza ninguna jaja.
Nada más subir al avión y cuando las azafatas ya nos habían acomodado procedí a repartir los dulces, iba con Leo y la gente al principio no entendía muy bien de que se trataba, pero cuando leían la nota y yo les explicaba un poco, me agradecían mucho el detalle con una gran sonrisa.
Con mi marido un poco más tranquilo ya jaja salió el vuelo, pues no habían pasado ni 5 minutos empezaron algunos pasajeros a llamar a Leo, algunos le hacían el típico Cu-cu trás, otros le decían hola, las azafatas super atentas… hubo un momento que Leo quería gatear un poco, pues bueno allí un señor de la última fila llamando a Leo y Leo gateando hacia él… eso sí siempre al tanto de que en ningún momento pudiesemos alterar el orden o molestar. Las sonrisas de las azafatas nos dejaban claro que todo estaba aceptado jaja. Hasta hubo una pareja de personas dr mediana edad que nos dijo en tono amable y cariñoso que el niño podía hacer lo que quisiera que con los caramelos estaba perdonada de antemano jaja
El niño afortunadamente se comportó súper bien, pero el ratito taaaan agradable que pasamos todos, valió la pena. El papá luego me reconoció que había estado chulo pero que al regresar no hacía falta jajajajajajajaja
Hemos hecho otros viajes en familia entre ellos un viaje en coche al norte, un viaje que teníamos planeado para estas fallas que se canceló por el Covid y 2 nocheviejas pasadas en casas rurales dónde Leo era el único niño, pero que en las dos ocasiones las personas con las que fuimos nos aseguraron que había sido un placer estar con el niño, que nos habíamos adaptado perfectamente al ambiente de la casa. Y es que esto vengo a decirlo porque soy de las que piensa que no hay un edad para algo, hay modos de hacer las cosas, tenemos el ensayo-error del cual se puede aprender siempre…pero que si queremos que nuestr@s hij@s se comporten bien en distintas situaciones hay que darles la oportunidad de experimentarlas. Se educa en el movimiento y se aprende de las distintas circunstancias. Yo no puedo pretender que mi hij@ sea respetuos@ en una casa compartida con más personas si no le doy el ejemplo y la oportunidad de vivir esa experiencia. Por supuesto que tenemos momentos, de estrés y de aprendizaje. Tampoco es lo mismo un bebé de 5 meses que un de 2 años con su curiosidad y sus rabietas. Nosotros vamos conociendo a nuestros hijos según van creciendo y sabemos a que sitios ya no podemos ir y a cuales sí, cuales son sus intereses y cuales no.
Uno de los espectáculos de muchos a los que hemos asistido con Leo fue un concierto de Ara Malikian, un violinista fascinante. Aquí el texto que compartí en redes sociales:
Domingo 13 de enero del 2019, auditorio de Teulada. Leo tiene 14 meses y 8 días y vamos a entrar emocionados al concierto de Ara Malikian.
De repente al entregar la entrada al personal autorizado (lo presupongo, puesto que no va identificada) nos dicen que Leo no tiene entrada (quiero recordar que tiene 14 meses y no ocupa asiento), se lo hago saber a ella. Continúa diciéndome que no es un espectáculo apto para niños, le pregunto que donde lo especifica, puesto que al comprarla online leí las bases y no ponía nada al respeto; ella me recrimina que tampoco especificaba que sí (mi cara es un poema, especificar que sí??)
Seguidamente y ya sin argumentos me dice que si pasaba algo en la sala (un incendio) mi hijo no estaría registrado, pero es que yo tampoco (en ningún momento puse yo mi nombre ni DNI en las entradas), finalmente y ya sin saber que más decirme nos deja pasar. Pero esto no acaba aquí…estuvieron todo el espectáculo pendientes de cada respiración nuestra para demostrarnos que no mi hijo no era «apto».
Desde aquí y frente esta experiencia (que sí, tengo que reconocer me afectó en un principio) quiero lanzar una reflexión.
Nosotros somos los primeros que entendemos que hay más espectadores que han hecho un gasto económico para ver a Ara Malikian, tranquilos sin ruido ni gritos, somos conscientes, sí. En el caso contrario o no iríamos a este tipo de conciertos o saldríamos deprisa de la sala (siempre cojo las entradas junto al pasillo y las más próximas a la puerta de salida), cojo una bolsa con unos cuántos juguetes y entretenimientos varios y la lactancia materna siempre accesible porque sé que le relaja…
Si con todo y esto llega un día que mi niño no quiere estar en un espectáculo similar, seremos los primeros en no ir y hacer otro tipo de actividades.
Pero aquello que realmente me preocupa es que parezca que en nuestra sociedad los niños/as molestan, no son bienvenidos a muchos actos «culturales».
Precisamente ayer en el mismo concierto a un señor de nuestra fila le llamaron por teléfono, el cual sonó y él respondió tranquilamente, y nadie le dijo nada, claro es un adulto. O muchas veces que hemos ido al cine hay dos personas restransmitiendo la película en directo…pero son adultos claro, no pasa nada.
Desde aquí también quiero dar las gracias a (Jose Salmerón Alemany y Anna Moreno Morera) que han aceptado siempre a Leo a sus conciertos y que están inculcándole el amor por la música así como al resto de musicales, y shows, incluso vuelos internacionales que Leo ha asistido y ha sido bien recibido.
Leo estuvo 2:30 horas de concierto ininterrumpido muy contento y sin gritar ni llorar y si, había una acción que hacía mucho. APLAUDIR.
Dar las gracias también a Ara Malikian que le dedicó unos segundos de una pieza bellísima a unos centímetros de distancia y con una gran sonrisa. Gracias a todos/as los que entendéis que los bebés no son uno estorbo, sino son el futuro.»
Creo que no hay más que añadir, acerquemos a los peques a lo bello…no hace falta gastarse dinero si uno no quiere. Mira la programación cultural de tu localidad, hay muchísimas opciones. Nosotros por ejemplo vamos siempre que podemos los miércoles al taller de cuentacuentos de nuestro pueblo es gratuito y precioso. Por 15/20€ mensuales vamos una hora semanal a clases de música en el aulario de música y ya os comentaré en otro post la experiencia de Leo en classes de natación, el deporte; otro hábito bueno y bonito que cuanto antes adquieran, mejor.