Embarazo de Leo
mayo 7, 2020
El parto de Leo (II)
mayo 7, 2020

El parto de Leo (I)

Mi fecha probable de parto era para el 10 de noviembre. Recuerdo que desde mediados de octubre yo ya estaba bastante incómoda. Queríamos instalar una chimenea en casa para que cuando llegara el bebé estuviese la casa súper acondicionada y tener que huir un poco del aire acondicionado, pues reseca bastante y queríamos que nuestro pollito estuviese bien calentito y comodísimo. Las obras se retrasaron y empezaron ya bien entrados en octubre. Como el tiempo en nuestra zona es muy bueno hasta prácticamente noviembre, decidimos ir a la casa de la playa de mis padres. El finde anterior celebramos mi cumpleaños mi marido y yo, fuimos a comer a uno de nuestros restaurantes preferidos, siendo conscientes que sería de nuestras últimas salidas a restaurantes hasta después del nacimiento de nuestro bebé.

Los días que pasaríamos en la playa nos lo cogimos como unas minivacaciones, aunque no fue exactamente así… estaba agotada, cansada no quería coger el coche y allí practicamente me pasaba el día sola porque mi marido continuaba trabajando.

No me acostumbraba a las medidas de la cama de allí, me pasaba las noches en vela y en las siguientes noches empezaron las contracciones preparatorias al parto, las famosas contracciones de Braxton-Hicks. No eran dolorosas pero si molestas.

Como buena primeriza me descargué una aplicación para contabilizar las contracciones. Me pasaba las noches en vela contador en mano, ERROR. Esto no me volverá a pasar en mi siguiente embarazo. Me agoté, no descansaba, por el día desparecían pero yo estaba muy incómoda, no podía dormir…

Mis amigas vinieron a celebrar el babyshower de Leo, preparé una merienda rica, decoré la terraza con toda la ilusión del mundo y me pintaron la barrigota con un mandala precioso. Siempre recordaré esos momentos, que ilusión. Mi otro grupo de amigas días antes me habían preparado otro babyshower esa vez sorpresa y también me pintaron la barriga con un corazón súper original, estas fiestas me llenaron de vida y de agradecimiento. Gracias chicas. Os quiero mucho.

La mañana siguiente recuerdo que era miércoles me desperté, bueno me levanté mejor dicho, porque dormir, no dormía. Fuí al baño y cuando intentaba hacer pis, noté que algo caía al inodoro. Me daba incluso miedo mirar. Hice fotos y tiré la cadena rápidamente. Estaba sola pues mi marido ya estaba trabajando.

Gracias a que mi matrona del centro de salud es una profesional, y además súper empática, generosa, atenta… no dudé en enviarle la foto para ver de que se trataba aquello. Lo primero fue que me tranquilizó, después me explicó que era el tapón mucoso que eso no significaba que el parto era inminente pero que, cómo ya sabíamos, el parto se estaba acercando.

Este hecho junto con la incomodidad que me producía estar allí, hicimos las maletas y nos fuimos a nuestra localidad. No nos podíamos instalar todavía en nuestra casa, así que nos quedamos en casa de mis suegros además su casa está pegada a la nuestra, en una habitación amplia y cómoda dónde nos quedábamos de novios muchas noches. No sé, allí estaba más cómoda, ahora con el paso del tiempo creo que en cierto modo estaba más tranquila estando allí por varios motivos:

  1. Estaba a 5 min del hospital
  2. No estaba todo el día sola
  3. Estar cerca de mi casa, era como tener el nido cerca, no lo sé explicar ahora, pero entonces era una necesidad…

Las noches eran igual, la matrona me dijo que era normal, ya que, al esconderse el sol los niveles de oxitocina suben y de ahí las contracciones. Parece ser que hay más partos por la noche. Leí que en el mundo animal la mayoría de los partos son por la noche para evitar en mayor medida a los depredadores…que curiosa y maravillosa es la vida.

La noche del jueves al viernes la pasé en el comedor de casa de mis suegros encima de la pelota de pilates, ahí ya tenía algunas contracciones un poco más dolorosas, aún así en el siguiente embarazo no estaré encima de ninguna pelota ni contador de contracciones en mano…jaja estaré en la cama tumbada e intentando descansar para lo que vendrá.

La mañana del viernes al levantarme de la cama noté como un líquido calentito recorría mi pierna. Corrí a poner un empapador en el suelo para ver si en caso de haber roto aguas, éstas eran claras. (Esa era una de mis obsesiones)

El color era una mezcla rosada-amarillenta, cierro los ojos y lo recuerdo perfectamente. Una vez más móvil en mano, envié unas cuantas fotos a mi matrona, me dijo que podía ser pis o líquido amniótico y que ella me aconsejaba ducharme tranquilamente e ir al hospital para descartar que fuese líquido amniótico.

Llamé a mi madre (mi idea era enviar foto de la carita del bebé cuando naciese, pero desde el primer mes de embarazo, mi madre me tenia amenazada, ella quería estar a mi lado en todo momento, ahora lo entiendo) fuimos mi marido, mi madre y mi suegra al hospital. Entramos mi marido y yo sólos, como las ginecólogas estaban en quirófano por cesáreas de urgencia nos acomodaron en una habitación a esperarlas. Allí continué tirando liquidillo, llamé a una matrona que al verlo me dijo que casi seguro era líquido amniótico. Me pusieron la bata dels hospital, monitores y hasta la pulsera del ingreso. También nos dejaron con una sonrisa en las caras, nervios e ilusión, así en ese orden jaja…

Al cabo de unas horas, entró una matrona, que ya podíamos ir a la sala de observación, una de las ginecólogas había acabado su intervención. Me revisó, me dijo que todavía estaba verde, me hicieron una prueba que consistía en introducirme un palito como los de algodón para los oídos y ver si reaccionaba con un preparado líquido. Me dijo que sería otro fluído, pero no era líquido amniótico. Que nos íbamos a casa, que allí estaríamos mejor. Nuestro gozo en un pozo. Yo seguía un poco mosca con el tema del líquido y le expresé mis dudas a la gine. Ella me dijo que volviese las veces que hiciese falta, que allí estaban para ello. Eso me tranquilizó. Pasé el día en casa, observando cualquier líquido que salía por mi cuerpo, me daba cosita incluso ir al baño a hacer pis, jaja. La mamá primeriza asomaba de nuevo!

Al final y sabiendo que por las noches todo se magnificaba jaja, planeé una noche de viernes distinta.

Decidimos toda la familia coger cena para llevar a casa. Me duché de nuevo, (me duchaba una media de 2/3 veces al día, se ve que como no estaba en mi casa no podia limpiarla, pues tenía el síndrome del nido en mi propio cuerpo jaja) cenamos todos juntos y a las 22h nos fuimos mi marido y yo a urgencias del hospital. Este vez no avisé a mi madre, porque igual nos volvían a enviar a casa o si pasaba la noche allí no iba a ser un parto de los rápidos, y ella y mi padre hubiesen venido seguro segurísimo a pasar la noche allí.

Fui otra vez al mostrador, recuerdo que habían unas personas extranjeras en evidente estado de embriaguez que no conocían el idioma y que estaban teniendo problemas con el pago de la hospitalización en urgencias de uno de ellos.

Me ves a mi, plantada allí, con las contracciones nocturnas dichosas, con la cena que me salía por las orejas, mi marido aparcando el coche…y nadie me hacía caso, ahí sí estaba asustada. Lo reconozco, no por miedo al parto, sino porque me quería quedar allí, no quería volver a casa, estar mirando cada cierto tiempo mi ropa interior, otra noche sin dormir (ya llevaba así más de una semana)…

De repente la mujer del mostrador, como si no hubiese visto una embarazada, salió corriendo del mostrador y me dijo: que tal bonita? Acabas de entrar? Le expliqué que llevábamos allí un ratito (para suavizarlo) y llamó corriendo a un celador, después de decirnos que teniamos que haber insistido en que nos atendiera…jajajaja pobre que disgusto se llevó la pobre.

El celador vino derrapando con una silla de ruedas, me dijo que me sentase. Yo rechazé la oferta pero insistió y yo lo volví a rechazar…hasta que me dijo que era obligatorio, protocolo vamos. Me sabía mal que el chico me llevase tanto tiempo por los pasillos conmigo, mi barrigota y los 18 kg de más. Pero yo muy obediente me senté, estuvimos los 5 minutos que duró el trayecto en silencio, mi marido y yo nerviosos supongo, y el celador porque para una noche de viernes no es el mejor plan pasarlo llevando a embarazadas arriba y abajo…jaja Al llegar a la consulta estaba la misma ginecóloga (menos mal), tenia turno de 24 horas así que no hizo falta volver a enseñar las fotos del móvil y explicar todos los líquidos que habían estado saliendo de mi cuerpo durante todo el día.

Repitieron la prueba del palito, que para mi era dolorosa…que ilusa todavía no sabía lo que era el dolor jaja

Las enfermeras dijeron que había vuelto a salir negativa, casi me da un parraque!

La ginecóloga insistió en ver la muestra, y dijo que sí que era líquido amniótico, era muy suave lo que se veía pero que claramente era positivo.

Me explicó que significaba todo eso. Me dijo que nos quedábamos ingresados (esas palabras me sabían a gloria a medida que las iba pronunciando), me dieron ganas de abrazarla y agradecerle que me dejara quedarme allí, que tranquilidad!

Nos llevaron a una habitación, firmé de nuevo el ingreso, me puse el camisón, y me dijeron que descansara, dejarían que el parto se fuera desencadenando por sí mismo durante la noche y de no ser así a la mañana siguiente empezarían con otro protocolo y empezarían a ponerme los goteros por riesgo de infección debido a la fisura en la bolsa…

Avisé a mi matrona de nuevo, me tranquilizó como hace siempre, al final nos hicimos hasta confidentes, para mí ella también fue una parte maravillosa de mi embarazo.

Cronómetro en mano me disponía a contar de nuevo las contracciones con la app. Ay! ilusa de mi.

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